A veces es difícil reprochar a quienes ven en Juan Calos I a un rey creado por Franco. Como es imposible aceptar que la derecha que no condena la dictadura, se queje de que la denominen franquista. Para que ahora el Rey fuera considerado como un monarca democrático y constitucional, debía desprenderse del lastre que trae de la dictadura; condenar abiertamente el genocidio que reclama la Memoria Histórica; retirar el título del Señorío de Meirás, a la esposa del dictador y devolver el Pazo de Meirás al pueblo, para que se hiciera un museo sobre Emilia Pardo Bazán. Y aprovechando el 80º aniversario de la proclamación de la II República, debía declarar el 14 de abril “Día de la República”. Sería una forma de desagraviar su participación e integración en el régimen que la derrocó. Una época legitimada por el pueblo español. Esta conducta acallaría las voces que le consideran como un rey puesto por el sátrapa.
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