sábado, 5 de marzo de 2011

FALTAN TRES DÍAS

Felicidades, mujer trabajadora.

Ojalá ya no volviéramos a celebrar, jamás, el día 8 de marzo como el día de la mujer trabajadora. Este hecho supondría que los hijos habíamos dejado de considerar a nuestras madres, como eternas criadas, aprovechándonos de su espíritu maternal, abnegación e inmolación por nosotros. La ausencia de esta fecha como reivindicativa, daría muestras de que los esposos, amantes, parejas y demás acompañantes en el acontecer de la vida de toda mujer, habíamos cambiado nuestro comportamiento. Dejaríamos de ser testigos parásitos desde el sofá viendo el telediario, de las faenas de nuestra mujer en la cocina, preparando la cena. Los hombres nos sentamos a ver la televisión porque venimos de trabajar ocho o diez horas. Nuestra hipocresía no tiene límites al negar ese mismo cansancio a nuestras compañeras. Este día simbólico tendrá que seguir celebrándose, mientras, nuestras compañeras de trabajo sigan siendo de segunda nivel. Hasta que no abandonemos nuestras pretensiones de que las mujeres sean, allí donde estemos, la prolongación de nuestras madres. Realizando los trabajos más inferiores y serviles muchos de ellos. A nosotros esto nos va muy bien. Es una hipocresía por nuestra parte, que el día 8 de marzo felicitemos a la mujer trabajadora, mientras no tengamos ningún interés en que abandonen todas esas funciones a nuestro servicio. No obstante, de vosotras las mujeres, también depende que vuestro status cambie. No os dejéis engañar con las celebraciones de esta fecha. A pesar de todo, felicidades mujer trabajadora. Allí donde te encuentres.

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