jueves, 26 de mayo de 2011

LA INMORALIDAD DE TELEFÓNICA

Se mire como se mire, el ERE que Telefónica pretende ampliar a 8500 trabajadores, es una inmoralidad y una perversión del sistema español de la Seguridad Social. Las empresas españolas implantadas en el mundo obtienen grandes beneficios. En los países en vías de desarrollo los costos laborales son inferiores y por ese motivo son más rentables que las implantadas en la metrópoli. En el caso del antiguo monopolio, es decir el grupo Telefónica, vendido en su día por un plato de lentejas, como derechos de primogenitura, es una vergüenza nacional, que pretenda sacar más beneficio a costa de la destrucción del empleo. Por desgracia con ese perfil de empresario, España jamás saldrá de la crisis. El panorama es desolador: los poderes financieros y los mercados del capital, variaciones del mismo tema, tienen asfixiada la economía de este país y las grandes empresas quieren ganar más cuando la crisis les está sirviendo para amasar más dinero. La perversión de telefónica llega al cénit de la desfachatez, cuando se demuestra que es una operadora que comete todos los días, todos los pecados capitales que se pueden cometer en el mundo de la telefonía. Empresarios tan cegados por la codicia, la usura y muchas veces el fraude, esperan que sean otra emprendedores quienes den trabajo a los ciudadanos para que puedan ser usuarios de sus productos. Esperan que sea el otro, quien propicie el consumo. Que no se escuden en que sólo puede opinar de la macro economía, un especialista. De estos desmanes del señor César Alierta y sus colegas, cualquier ciudadano condenará su avaricia. Empresarios así sobran en España.

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