miércoles, 19 de octubre de 2011

RECICLAJE URGENTE DEL PERIODISMO


La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, ha denunciado el “deterioro importante” de la ética y el prestigio profesional en el periodismo. Es muy saludable que en el seno del llamado cuarto poder surja una voz autocrítica, venciendo el tradicional corporativismo. Las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación entre los ciudadanos del mundo y la divulgación de la información, han puesto de manifiesto el anquilosamiento en el cual se encuentran los medios periodísticos en todas sus formas y soportes. Las noticias en primicia y los titulares exclusivos han pasado a la historia como principal objetivo de todo informador. La independencia y la veracidad de las noticias ya hace tiempo que eran discutibles. Los medios siempre han dependido del imperio o grupo que soporta su financiación. Los periodistas que acuden a tertulias y programas de opinión, gozan solamente de libertad condicional. Siempre amordazados por el rótulo que subtitula su pertenencia a tal o cual periódico, cadena de radio o revista gráfica. El nivel de conocimiento que aportan a cualquier tema, en nada se diferencia del que aportaría el ciudadano de la calle. Su preparación profesional y su actualización en el panorama de la actualidad, son tan escasas que ninguno se sale del guión que le marca el medio que le paga. De los dos focos de información política: Moncloa y Congreso de los Diputados, las conexiones facilitadas en directo, desactivan su contenido informativo. Apenas arañan detalles irrelevantes de ciertos personajes, en pasillos y dependencias parlamentarias. El derecho a recibir información completa veraz y actualizada, se diluye en textos demasiado adjetivados, con epítetos que en no pocas ocasiones, la misma noticia leída en varios diarios, parecería que se trata de noticias distintas. Si ya entramos en los editoriales o en los artículos de los columnistas, cada vez más la pluralidad ansiada por la sociedad, en nada se ve enriquecida a la hora de configurar su propia opinión. El pueblo hoy está más informado y tiene una opinión más elaborada que hace veinte años. El periodista sigue pensando que el ciudadano necesita de su aportación, pero las redes sociales, los blog’s particulares de personas muy bien formadas e informadas en temas de actualidad y el acceso fácil a las páginas Web’s institucionales, han dado jaque mate al poder exclusivo y excluyente de la información. El tan aplaudido pluralismo de los medios de información, sitúa a sus profesionales en línea ideológica con quien les paga. Pero esto no es impedimento para que su preparación personal sea manifiestamente mejorable. Todos los periodistas presumen de su independencia y de su libertad, pero ellos saben que no pueden superar la raya roja de los intereses del medio y su autocrítica. Sin incluir la llamada prensa del corazón o la telebasura, los tertulianos de toda índole están obligados a reconocer que el español ha crecido en democracia y ya es un adulto que tiene sus ideas muy elaboradas. Deben de abandonar la arrogancia de que están planteando las mismas cuestiones y formulando las mismas preguntas que la sociedad les demanda. No son nuestros interlocutores. Que abandonen esos personajes anónimos (observadores, la gente, los medios) que les hacen hablar en nuestro nombre. No se trata de decir que eso es lo que la gente demanda, sino de lo que la gente necesita, y para ello hay que preguntárselo. Si el periodista del siglo XXI no se forma y sobre todo se especializa, el tedio y la mediocridad seguirán imperando, y el divorcio entre los medios y la sociedad seguirá siendo patente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario