Por Pedro Taracena
Ni un solo dirigente del
Partido Popular ha puesto en juego su prestigio al ejercer el noble oficio de
la Política. Por la sencilla razón de que no pueden perder
aquello que nunca alcanzaron. El desprestigio se lo otorga el pueblo a través
de su protesta en la calle; padeciendo la debacle de su desgobierno y dando su
opinión en las encuestas. Es sin lugar a dudas el Gobierno más desnortado que
haya existido. No dispone de brújula ni timón. Ejerce el poder confundiendo la
mayoría absoluta con el poder despótico y absolutista. No obstante, los tres
poderes del Estado se apoyan mutuamente derrochando sus dotes preñadas de
mediocridad. Y todos ellos jaleados por todos los medios de comunicación, con
periodistas y tertulianos afines a la derecha, donde se cobijan: la Iglesia,
los bancos, los caciques y los empresarios. El pueblo se encuentra sin defensa
alguna. En aras de la gran mentira, han desmantelado el Estado del Bienestar,
fosilizado la Constitución y recuperado, eso sí con suma eficacia, el
nacionalcatolicismo, el nacionalsindicalismo, la alianza trono-altar, el
maridaje Iglesia-Estado, envuelto en el franquismo más genuino. El año 2013
ellos y nosotros sabemos que será peor que el 2012. Los franquistas lo niegan,
pero a sabiendas que mienten, mientras el pueblo prefiere vivir en la verdad,
aunque sea más doloroso. Sí se puede hacer una política diferente. Hay que
salirse del rebaño de la Unión Europea, cuyo objetivo es masacrar a los países
del Sur. Las políticas de Obama y Hollande así lo demuestran. El pueblo ya ha
perdido el miedo y la calle es suya. El Gobierno y los gobiernos de las CCAA,
ya no pueden salir de sus madrigueras sin ser abucheados, increpados y hasta
insultados. Y esto no ha hecho nada más que empezar: ¡Váyase Sr. Rajoy! ¿Os
suena de algo?
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