sábado, 12 de enero de 2013

“LOS ASESORES” CÁNCER DE LA DEMOCRACIA


Por Pedro Taracena Gil


 FAES es la institución donde se adiestra a los principales asesores

La estructura de la actividad pública del Estado de las Autonomías está anclada en "la vida de la mentira". Dicho de otro modo la Administración del Estado es una falacia. Una hipocresía aceptada por toda la clase política, incapaz de hacer cualquier autocrítica. A todos ellos les ha ido muy bien cuando se han montado en esta burra. En las épocas de abundancia al rebufo del espejismo producido por la perversa doctrina del ladrillo, todo era políticamente correcto y salvo los flagrantes casos de corrupción, la función pública parecía que mantenía el difícil equilibrio entre lo legal y lo ético. Lo democrático y lo constitucional. Lo público y lo privado. Pero una vez desenmascarada el enorme embuste, al levantarse el telón de la gran farsa, no se ha salvado nadie, sorprendidos todos en pelotas o arropados con vestidos que no eran los suyos.
La Administración Pública está  integrada por los “funcionarios”, cuya plaza ha sido obtenida después de haber sufrido y aprobado una ardua oposición: jueces, médicos, abogados, profesores, maestros, policías, economistas y notarios. Se entiende que son técnicos especialistas en cada una de las funciones públicas a desempeñar. Los políticos de turno no pueden decidir sobre el contrato de estos funcionarios.
Otro colectivo lo forman los llamados “contratados”. Son profesionales, que como su nombre indica, han sido  contratados pero que no han obtenido el estatus de funcionario, es decir, se les renueva el contrato de trabajo pero no disfrutan del estatuto de la función pública. Se entiende que realizan un trabajo auxiliar y complementario según las necesidades por periodos limitados, contratos temporales. En este caso los políticos de turno, sí, pueden decidir sobre los contratados. En algunos casos provocando el nepotismo encubierto bajo las decisiones a dedo y el favoritismo manifiesto.
Con estos dos colectivos se topan los “políticos” que han ganado las elecciones cada cuatro años. A veces las legislaturas se acortan y entonces el sobresalto es mayor e impone mayor premura, para la realización de los cambios de chaqueta.

Ángel Francisco Carromero Barrios
Asesor en la Junta del Distrito de Moratalaz

Los nuevos gobernantes que vienen de las urnas, lo primero que hacen es descabezar todos los centros de decisión y de opinión, cambiando a los que había por las personas de su equipo. Es decir, de su confianza. Dejando a muchos políticos buenos, regulares o malos en la cuneta y quizás en el paro. Pero esto sucede colocando a muchas personas que no estaban en las listas, y lo más grave es que aparcan a muchos funcionarios de oposición para colocar a los miembros de su equipo, por desconfianza del funcionario que lo es profesionalmente y por oposición. Nadie se plantea si se adopta la solución más eficaz y   más económica. No obstante, la administración funciona y todos satisfechos. Los salientes heridos pero en silencio y los entrantes desafiantes y felices. Los unos y los otros tiene motivos para estar callados.
Después de haber considerado a los funcionarios del Estado, los contratados por la Administración y los políticos electos, es preciso considerar un cuarto grupo que es el capítulo más sangrante. Los políticos de las tres administraciones públicas: el Estado, las comunidades autónomas, los municipios y diputaciones forales y  provinciales, han creado y utilizado hasta el abuso más inmoral la figura de los “asesores técnicos”, cuyo mérito principal es obtener la confianza de quien les designa a dedo y les contrata. Un escándalo y al mismo tiempo un desvió de dinero fuera de control. Este desajuste interesado desplaza a los funcionarios públicos de sus funciones, y los sustituye por los asesores de la confianza del político del momento. Quien tiene la confianza del Estado es desplazado por quien sirve la ideología del partido.
Esta situación supone un sistema de corrupción tolerado de manera continua y solo la sociedad que está fuera de la política se escandaliza ante tanta inmoralidad. Es una sacralización del caciquismo más hispano. Hasta la izquierda más crítica y radical y los sindicatos de la clase obrera ha aceptado ser consejeros de las cajas de ahorro, que como todo el mundo sabe han resultado estar en la cueva de Alí Babá, aunque según ellos, pero no en calidad de ladrones…
España está hundida en la mísera, el paro, el hambre, la exclusión social, el latrocinio, la corrupción, el caciquismo, los usureros y especuladores, y debemos reconocer y lamentar que nuestra clase política toma parte del problema y jamás vendrá a través de ella la solución. Empezando por el Rey de España y llegando hasta el último policía, que por obediencia debida echa a palos a una familia desahuciada de su propia casa; pasando por el Gobierno que hace lo que no desea hacer pero lo hace porque es bueno para su pueblo, y terminando por la clase política que ha vendido por activa o por pasiva la primogenitura de los españoles por el plato de lentejas de los malditos mercado, es imperativo crean un gobierno provisional de salvación nacional y convocar una elecciones generales con una sola condición, que no se presente ningún político que hasta hora haya ejercido como tal… Ni uno solo.

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