domingo, 24 de noviembre de 2013

HEMEROTECA DEL "INSUFICIENTE" DE WERT

HEMEROTECA 31-12-2011

JOSÉ IGNACIO WERT DE TERTULIANO MEDIÁTICO A MINISTRO DE EDUCACIÓN




Cuando el nombre de José Ignacio Wert saltó a los titulares de la prensa como ministro de Educación, Cultura y Deportes, vinieron a mi mente imágenes de este personaje camuflado como periodista tertuliano en televisión. Analizando el perfil de este sociólogo, su trayectoria en los medios y como consultor, es coherente que Rajoy haya contado con él para tres carteras en una. Sin embargo, con esta decisión el nuevo e ínclito presidente, ha demostrado el cariño y la pasión que tiene por la educación de nuestra juventud, poniéndola en sus manos. Sin duda su objetivo es hacer economía, es decir recortes. Gestionará las tres áreas dándolas la misma importancia y haciendo de ellas tres empresas privadas. El fantasma de la privatización se cierne sobre ellas sin miramientos. Su perfil de sonrisa forzada y con aires de cierta suficiencia, en nada favorece el diálogo con el universo de la educación pública. Pero este nombramiento merece un análisis más profundo de la implicación del cuarto poder y su afinidad con la política. El sociólogo Wert fue invitado a las tertulias de televisión como un periodista más, donde cada cual procede de un medio y se convierte en portador de su ideología. El nuevo ministro no sorprendió a nadie sobre qué ideología ostentaba en los debates. Pero lo perverso es que los medios públicos están convencidos de que esta representación de los medios presentes en el plató, son la expresión de la pluralidad política de España. Craso error no exento de mala intención. Allí solamente estaban los medios poleas de transmisión de los partidos; quedando sin representación el ciudadano de la calle. Durante el año 2011 hemos podido contemplar que una mayoría nada despreciable expresaban su indignación por  no sentirse integrados en esta democracia formal plagada de vicios, y reclamaban Democracia Real ¡Ya! Ahora el nuevo ministro cosecha sus frutos de la propaganda que hizo del Partido Popular en los platós; recogiendo su premio a la fidelidad. Estas adulteraciones jamás son criticadas por el cuarto poder. Y en el caso que nos ocupa han estado arrogándose la idea de que son los únicos que representan la voz de la calle. Y su única representación ha sido la de los partidos políticos camuflados entre los tertulianos cuyo guión está escrito previamente. Con esto se demuestra que la política en todas sus formas y los medios de comunicación se disputan el cuarto poder, que consiste en amordazar al pueblo. Esta falta de honestidad, de democracia real en suma, nutre cada día más los movimientos como el 15 M. En la medida que la balanza que hoy está vencida hacia el lado de los manipuladores: política y medios de comunicación, vaya perdiendo peso y ganando los ciudadanos; descubriendo en la mentira que nos encontramos, la balanza se inclinará hacia el lado del pueblo; perdiendo votos sobre todo la derecha. Lo público irá ganado terreno a la especulación y lo privado. Estos movimientos están dando muchos quebraderos de cabeza a los políticos y presumo que darán mucho trabajo al nuevo ministro de Interior. Al menos su presentación fue un tanto amenazante. En esta legislatura la verdadera política se ha de hacer en las calles. El Parlamento está ocupado en otros asuntos ajenos al pueblo.

HEMEROTECA 02-02-2012

CUANDO EL CINISMO SE HACE MINISTRO




José Ignacio Wert, nuevo ministro de Educación y Cultura, es un camuflado activista de la ultraderecha nacional católica, bajo la máscara de seudo periodista tertuliano. Acudía a las tertulias bajo el subtítulo de sociólogo. En sus intervenciones siempre le acompañaba una sonrisa hueca. Con pronóstico reservado para el personaje de la farsa que representaba. Un sociólogo es un científico, un intelectual, que analiza la realidad social del momento con objetividad. Pero cuando comparecía en el plató de televisión, allí se comportaba como una persona que representaba a la derecha más casposa, aunque la caspa no procediera de su mata de pelo. Eso sí, con la mueca sonriente de creerse que estaba engañando al telespectador. Refugiado en el titulillo de docto en fenómenos sociales. Y sin embargo, su opinión era burda, vulgar y tendenciosa. Aunque su carta de presentación no estaba abalada por ningún medio en concreto, sus intervenciones le delataban como un franquista neto y nato, aunque no confeso. Pero una vez que Rajoy le ha pagado los servicios prestados nombrándole ministro, se  presenta ante el Parlamento con la misma sonrisa, convencido de que sigue engañando a la ciudadanía. Aunque más distendido, a veces, el cinismo se le dispara en forma de risa, y hasta de carcajada, expresiones  todas ellas reflejo del mismo sarcasmo. Es un personaje que sale tal cual es en las fotografías. Da la imagen de lo que es. Un cínico contumaz. No perteneciente a la escuela de Diógenes, filósofo  clásico, sino cínico en el término correspondiente al román paladino. Cuando los nuevos ministros del clan Rajoy van desgranando sus doctrinas a la prensa o ante los diputados, debían de interpretar sus personajes sin la máscara. Fuera máscaras de constitucionalistas y demócratas. Su ideología y doctrina pertenece al genuino nacionalcatolicismo. Mientras los testigos víctimas del genocidio franquista, van declarando ante el Tribunal Supremo las secuencias del exterminio de la dictadura, vivo reflejo de la vertiente más sanguinaria del general Franco, los honorables ministros están mostrando la otra cara del franquismo, el nacionalcatolicismo. El Gobierno que soportamos, así como los parlamentarios que lo sustentan, quieren gobernar sin constitución. No se conforman con la Contrarreforma que hizo la España del siglo XVI, renunciando a la Europa de la razón y la libertad. Ahora el maridaje Iglesia Estado, perpetúa el pacto contra el progreso: Todas las trepanaciones que están haciendo con los derechos de los españoles lo hacen escribiendo al dictado de los obispos. Todo se centra en el sexo. El sexo para el PP es el colmo de la hipocresía. Los planteamientos de Wert para suprimir la Educación para la ciudadanía están dirigidos a una España que ya no existe. A los obispos y los del PP les molesta que los españoles seamos libre para practicar el sexo como queramos y con quien queramos. Que nos casemos con quien queramos, también, entre hombres o entre mujeres. Divorciarnos cuando acordemos y deseemos. Que controlemos la procreación como acordemos con nuestra pareja. Si sospechamos que puede haber fallado algo en la práctica coital, podamos evitar un embarazo no deseado. Y por último que la mujer tiene el derecho de decidir sobre su propio cuerpo. Los miembros del Gobierno son acólitos de la Iglesia. Tienen más de clérigos y seminaristas que de tecnócratas. Y por supuesto nada de políticos. Sólo las izquierdas minoritarias y el diario Público, parece que se hayan dado cuenta de esta situación. Pero los mismos que dieron el golpe contra la República, aquí los tenemos con manos forradas de piel de cordero. La Iglesia, el capital y la derecha más recalcitrante. Aquí tenemos las dos Españas: La que se desgarra contando a los jueces los crímenes cometidos contra los españoles, y los que quieren repetir y perpetuar el franquismo criminal con el silencio.

HEMEROTECA 20_01_2013

WERT EL DEMÓCRATA Y CONSTITUCIONAL




Los  indignados con la política del ministro Wert le reventaron una conferencia que pretendía dar en Sevilla. Al salir el ministro demócrata progresista y nada sospechoso de absolutista, tachó de fascistas a los que utilizaron el único camino que les queda para discrepar y protestar contra su política, que pretende y consigue volver a tiempos anteriores a la democracia. El señor Wert se arroga la facultad de llamar fascistas a quienes rechazan la reforma educativa guiada por criterios ideológicos próximos al franquismo más genuino. Despojar la educación de los jóvenes españoles de la asignatura que habla del matrimonio igualatorio, y de la educación sexual como realización de la persona, al margen de cualquier influencia religiosa, es regresar a los tiempos del nacionalcatolicismo. Y el ministro lo sabe porque lo ha pactado con la conferencia episcopal. Esta protesta no es fascismo, es reafirmación constitucional. Y también lo sabe el titular de la cartera de Educación. Porque su reforma obedece a que el Gobierno confunde la mayoría absoluta con el poder absolutista, y esta ventaja le ha permitido desarrollar su idolología, más próxima al franquismo trasnochado que a la España constitucional.  Admito que el ministro no disponía de otro insulto que más le alejara de la realidad, pero era el epíteto que más daño podía hacer a quienes lo recibían. Es perverso.

HEMEROTECA 09-05-2013

MENSAJE AL MINISTRO WERT




Desde que te descubrí en tu faceta de tertuliano supe que eras un seudoperiodista al servicio del neofranquismo camuflado de demócrata y constitucional. Un impostor en la profesión que se ocupa del derecho a la información. La independencia era un huésped que en tus intervenciones, no estaba presente y mucho menos se les esperaba. Eras tendencioso y desde siempre dabas el perfil de secuaz fidelísimo de la derecha más recalcitrante. No me llevé ninguna sorpresa cuando Rajoy premió tu fidelidad y te convertiste en el fiel servidor de los franquistas en su vertiente más abominable, el nacionalcatolicismo. Tu cinismo es un insulto a los españoles y tu gesto me  hace vomitar. No solamente pasarás a la historia como un ministro nefasto, sino que los mayores crímenes, sí crimines, se llevarán a cabo bajo tu ínclita figura de hipócrita: Crímenes contra la investigación. Crímenes contra la igualdad de oportunidades de los  españoles. Crímenes con la segregación de los escolares por mandato divino. Crímenes contra la supresión de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía, porque explicaba el derecho a la libertad sexual y la familia igualatoria como unidad de amor, no como sacramento. En este crimen has sido un lacayo de los obispos. Crimen contra la ciencia, el conocimiento, la cultura, la formación de la juventud, todo en aras del capital. El ente que ha movido la mano para cometer los mayores crímenes de la historia.



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