lunes, 24 de noviembre de 2014

PUES YO NO ESTOY DE ACUERDO EN QUE LOS PARLAMENTARIOS CUENTEN A DÓNDE VAN


Por Isidoro Gracia
Exdiputado


El olvido de las obligaciones por algún parlamentario, también de las exigencias éticas que su condición le impone, ha confundido al electorado y a muchos de los obligados por su profesión a saber cómo funciona la Democracia.
Baltasar Gracián, en su Oráculo Manual dice: “No pensando se pierden todos los necios, y como no perciben el daño o la conveniencia, tampoco aplican la diligencia”. Viene este aserto al pelo de lo sucedido al hoy aún presidente de Extremadura y algún otro parlamentario.
Pero a muchos de los exigentes tertulianos y criticones varios les es de aplicación clara lo que Gracián aporta  a continuación: “Hacen algunos mucho caso de lo que importa poco, y poco de lo mucho, ponderando siempre al revés”.
Para entender mi posición es conveniente recordar cuales son las funciones más importantes de los Parlamentos democráticos:
Primera y principal, legislar, hacer las  normas que todos deben respetar y cumplir.
Segunda y no menos importante, fiscalizar al Ejecutivo.
Otras, ser verdaderamente representativo, accesible y transparente respecto a sus funciones principales. Y aquí está el objeto de la confusión, como se compatibiliza una obligada rendición de cuentas con la eficacia en las funciones básicas.
Existe un documento de 2006, bastante extenso, de la Unión Interparlamentaria, Titulado: “EL PARLAMENTO Y LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO XXI, una guía de buenas prácticas”, que aborda todos los temas en debate. En ningún punto, y en ninguno de los ejemplos mundiales elegidos, sugiere la práctica de contar con pelos y señales a que zona de  su país se desplaza. Con toda lógica ya que ¿cómo va a ejercer con eficacia su papel de fiscalizador si avisa, aún cuando sea de forma indirecta, que está investigando y donde?
Pero acudamos al sentido común de nuestro específico sistema. En España un Diputado a Cortes será elegido por Pontevedra, pero representa a todos los ciudadanos del Estado, incluso a aquellos que no votaron a su partido. ¿Cómo va a representar correctamente a aquello que ni conoce ni intenta conocer? Al contrario de la moda del día de hoy yo sostengo que nuestros parlamentarios viajan poco, incluso para contactar con los militantes y simpatizantes de las mismas ideas del parlamentario en otras zonas distintas a las de su residencia.
Pondré un ejemplo cercano. Si yo fuera componente de la Comisión que trata el tema de la energía me desplazaría a Canarias y Baleares para conocer lo mejor posible lo que opinan los hosteleros, los empresarios y trabajadores de las auxiliares del naval en la zona, los comercios de avituallamiento, las Cámaras de Comercio, etc., y también a la Coruña, Huelva  o  Tarragona, para conocer de los implicados cual podría ser la capacidad del posible refino en las instalaciones de esas localidades y su posible repercusión en la actividad económica local.
Se clama, erróneamente según mi opinión, por la transparencia en los viajes, pero se olvida que la transparencia estaría mucho mejor usada en rendición de cuentas de su labor más directa: Que votó, que no votó, a cuantas votaciones o comisiones faltó, que gestiones realizó y para qué. Durante un tiempo hubo Gabinetes Parlamentarios que hacían esa labor, recibían a los ciudadanos con problemas, y en cada periodo legislativo emitían un informe de gestión, destinado a su Grupo y a los medios de comunicación. Esta práctica sí que la propone la Guía mencionada antes.
Se exige que el parlamentario opine, o vote,  en ocasiones de forma diferente a lo que su partido impulsa. ¿Cómo va a poder hacer lo que se le impide realizar? Supongamos, y no es mucho suponer porqué hay ejemplos frecuentes, que quiere cambiar el rumbo de su organización, para que se acerque más a lo que percibe que quiere su electorado, ¿Cómo va a ponerse de acuerdo con sus correligionarios de otras autonomías, si tiene que pedir permiso al Grupo Parlamentario en el que mandan los que están al timón?
Me llama mucho la atención que siempre que hay algún lío por excesos, o malas prácticas, se termine recortando medios a aquellos que tienen que controlar y pueden corregir. Es muy similar al razonamiento aplicado por el actual gobierno: Como algunos se aprovechan irregularmente del desempleo, recortemos las prestaciones a todos.
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