miércoles, 19 de agosto de 2015

CON LAS BRAGAS EN LA MANO

Por Pedro Taracena



El presidente del Partido Popular en Málaga, Elías Bendodo, ha enmarcado las palabras de la concejala de Fiestas de Málaga, Teresa Porras —"El año pasado las niñas iban con las bragas en la mano para que se les secaran"— en el contexto de la Feria de la ciudad.

Esta expresión es una de las muchas a lo que nos tienen acostumbrados algunos de los personajes públicos más o menos relevantes. Es evidente que esta frase no es inocua y  nada tiene que ver con. ¡Qué calor hace este año! ¡El público abarrota el Real de la Feria! o ¡Qué buenas están la reina y las damas de honor de este año!

Si la frase ha sido criticada por la gente, la respuesta ha sido tomada del manual de disculpas establecido por los grupos a los cuales pertenece la persona que declama los  improperios: “Si alguien se ha visto ofendido pido despulpas porque no estaba  en mi intención ofender a nadie”. Esta frase se enriquece con una coletilla; “La frase se ha sacado de contexto”. Se puede añadir: “Han sido palabras desafortunadas…” O se aprovecha para aclarar que: “Este servidor público es muy claro y sincero cuando habla y dice siempre lo que piensa”.
No seré yo quien imparta una clase de moral pero lo que sí me atrevo a pensar valiéndome de mi propia observación, es que estas frases dentro o fuera de su contexto, al margen de la intención de quien las dice y de quien las escucha o interpreta, hay una conducta machista. Lo digan los hombres o las mujeres. Porque cuando una conducta machista es justificada por mujeres, son éstas las que están alimentando el proceder machista de los hombres jóvenes y mayores.
"El año pasado las niñas iban con las bragas en la mano para que se les secaran"  Como periodista no se me ocurrirá escribir lo que expresa en román paladino el sentido de esta frase. Todo menos elegante, cortés, delicada y si pretende ser pedagógica y correctiva, la frase es vulgar, grosera y nada edificante para nadie.

Para abordar los posibles desmanes de cualquier índole cometidos por cualquier ciudadano de no importa qué edad, es poco aconsejable acudir al método de la concejal malagueña.

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