martes, 17 de enero de 2017

ESPAÑA SIN LIBERTAD DE PRENSA




El David de Migel Ángel, símbolo de la libertad

Libertad de prensa, España y los ojos de la Democracia

En el puesto 52, está España, bajando bastantes posiciones respecto a años anteriores. De nuestro entorno sólo está peor la Italia del expresidente Berlusconi, que se encuentra en el puesto 64, dentro ya de los 68 países parcialmente libres.

España es un país de una profunda tradición liberal. Una parte muy importante de nuestros pensadores e intelectuales son fieles herederos de esta tradición -Jovellanos, Argüelles, Moratín, Alcalá Galiano, Martínez de la Rosa, Claudio Moyano, Sagasta, Romanones, Giner, Castillejo, Ortega, Marañón, Costa, Madariaga, Unamuno, Altamira, etc.-. Por lo demás, España como Nación ha aportado hitos importante en la historia del pensamiento liberal: las Cortes de León de 1188 son las primeras Cortes que en Europa limitan el omnímodo poder de los reyes y son la primera piedra del parlamentarismo moderno europeo -así reconocido por la UNESCO-, en Aragón nace el origen del actual ombudsman o Defensor del pueblo, el denominado Justicia de Aragón que también es de finales del siglo XII, la propia Isabel la Católica fue de las primeras mujeres en Europa que ocupó el máximo poder político de un Reino, el navarro Miguel Servet fue -junto con Tomás Moro-, de los primeros mártires europeos por defender la libertad de conciencia o de pensamiento, por no hablar, de la trascendencia para Europa y especialmente para América de la Constitución Liberal de Cádiz de 1812.

Las libertades públicas son la esencia del pensamiento liberal y, probablemente, la libertad de prensa o información sea una de las más importantes para el nacimiento y desarrollo de un verdadero régimen democrático. Así lo entiende desde hace bastantes décadas el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que da al derecho de información una mayor protección por su doble carácter o dimensión institucional al favorecer el desarrollo de una verdadera sociedad plural y democrática.

Podríamos afirmar que la libertad de prensa son los ojos de la democracia, si no conocemos bien lo que ocurre, cómo podemos ejercer con responsabilidad nuestro derecho al voto. Por todo ello, es una mala noticia que el prestigioso Informe de Freedom House sobre Libertad de Prensa, dé un nuevo varapalo a España. A menor libertad de prensa, menos democracia. Tenemos pues un problema, en esta materia clave, ya que no vamos a mejor, sino a peor.

Freedom House divide a los 197 países en tres bloques en esta materia de la libertad de prensa: los países libres, los parcialmente libres y los no libres. Dentro del primer bloque hay 63 países: Suecia, Noruega y Holanda comparten el primer puesto, Finlandia y Bélgica el cuarto, Suiza, Luxemburgo, Islandia y Dinamarca el 6, Alemania tiene el puesto 18, Portugal el 22, USA el 30, Francia el 33, Reino Unido el 36, Japón el 42, Polonia el 49 y junto a las Islas Salomón, Santo Tomé y Príncipe, y Ghana, en el puesto 52, está España, bajando bastantes posiciones respecto a años anteriores. De nuestro entorno sólo está peor la Italia de Berlusconi, que se encuentra en el puesto 64, dentro ya de los 68 países parcialmente libres, donde Hungría tiene el puesto 71 y Serbia el 74. Dentro de los países no libres tenemos a México en el puesto 132 y a Corea del Norte en el último puesto, el 197.

El Informe de Freedom House 2013 denuncia en España la concentración de prensa que tienen grupos como Prisa o Zeta, incluso llega a señalar los despidos que se producen en agosto de 2012 en RTVE de algunos periodistas demasiado críticos con el partido del Gobierno, el Partido Popular.

La crisis económica, que también está afectando muy duramente a las empresas mediáticas, no puede ser la perfecta excusa para que los partidos políticos -con presencia en los gobiernos locales, autonómicos o en el Gobierno de la Nación-, utilicen su poder e influencia, especialmente el dinero que manejan con la publicidad institucional, para que España se vea peligrosamente reducida a medios de comunicación exclusivamente públicos o concertados y, por lo tanto, no independientes. En este sentido, sí es cierto que la revolución de Internet y de la nueva prensa on line, ayuda a democratizar y paliar la falta de pluralismo que, como denuncia Freedom House, se da en una parte importante de la prensa tradicional española.


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