Por Pedro Taracena Gil
Nunca fue de mi agrado el
serial Cuéntame, quizás, porque soy producto de la dictadura y de tradición republicana.
El bodrio es una comedia mediocre y por supuesto se acerca más a la farsa que al
relato más o menos histórico. Aunque por otra parte es un guion muy bien
diseñado, para la propaganda de la modélica y Santa Transición. Sin dejar fuera
del texto ninguno de los tópicos de aquellos que mantienen, que la transición fue
un mal menor para evitar la involución. La ambientación está narrada desde el
punto de vista de los franquistas convertidos súbitamente a la democracia; ignorando
intencionadamente el silencio cómplice de la dictadura y apoyando la amnistía del
franquismo, quedando impune al margen de la Constitución. En los diálogos ni se
critica ni se discrepa de la versión oficial, amnesia total del periodo
genocida y del exterminio a toda
oposición a la dictadura. La dramática transición la convierte en una comedia y
la puesta en escena es un sainete. La
ausencia de personajes que representen a
los que nunca estuvimos de acuerdo con el borrón
y cuenta nueva del franquismo, de la Alianza Popular y del Partido popular
con la complicidad de los socialistas del PSOE, convierte a esta serie en algo
perverso para las nuevas generaciones. Es la gran mentira que los niños y adolescentes
encuentran reforzada con los embustes que les explican en la Escuela, cuando
les cuenten cómo pasó… Si realmente en la Escuela se lo cuentan.
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